Historia de los Ingenieros de Montes (V). Ingenieros y Botánicos
Autor: CIM . Publicado: 21/08/2013
Por sus aportaciones en el campo de la cartografía botánica, descripción de especies o formaciones vegetales asociadas a estaciones o biotopos, han sido elegidos los siguientes ingenieros para representar nuestro quehacer en el conocimiento de las especies vegetales forestales:
· MAXIMO LAGUNA
· LUIS CEBALLOS
· MANUEL MARTIN BOLAÑOS y el ayudante de montes CARLOS VICIOSO. El comienzo de la ingeniería de Montes es-tuvo muy asociada a la Comisión de Estadística. En 1859 fue promulgada la Ley de Medición del Territorio. Desde el año anterior, la Comisión de Estadística estaba reorgani-zándose, incorporando nuevos miembros, proceso que culminó en 1861 pasando a denominarse junta General de Estadística. El nuevo impulso ocasionó un replanteo de los trabajos bajo una visión mucho más amplia que comprendía, entre otros, mapa geográfico, geológico, forestal e itinerarios. AGUSTIN PASCUAL era el encargado de la dirección de los tres últimos, incluidos en lo que se llama-ba la Sección de Operaciones Especiales. De los trabajos denominados Avance del Mapa Forestal se encargó FRANCISCO GARCIA MARTINO, que había regresado de Tharandt en 1859. Los conocimientos sobre cartografía forestal que adquirió Martino en la Escuela de Tharandt le sirvieron para realizar los primeros planos dasográficos. Además, él ya había hecho el levantamiento de planos de la misma naturaleza en Río Tinto, entre 1855-56. La extensión del trabajo fue de primera magnitud. Una parte del mismo era de recopilación de los trabajos realizados por las brigadas de reconocimiento que habían estado actuando desde 1853, la información recogida durante la campaña para la elaboración de la Clasificación General de los Montes Públicos de 1859, y noticias suministradas desde los dis-tintos distritos forestales. En 1860, cuando se iniciaron los trabajos, se preveía que durasen cinco años. Estos trabajos no se limitaban al levantamiento dasográfico del monte mediante cartografía cromática, sino que los forestales mostraban interés en desarrollar planos a escalas adecuadas que otorgasen información para el manejo dasocrático.
Bosquejo dasográfico de la provincia de Santander, realizado por el ingeniero de Montes Francisco García Martino en 1862.
Una de las pocas publicaciones de la junta de Estadística fue El plano de rodales de la Garganta, de los propios de El Espinar.
En el lustro de 1860 a 1865, año en el que fue suspendida la actividad de la Junta de Estadística, se había realizado el trabajo de 28 pro-vincias. Los trabajos publicados en este período están constituidos, además de por el plano de VILLACAMPA Y ROMERO por los Bosquejos dasográficos de las provincias de Asturias y Santander, editados en 1862. Ambos bosquejos han sido considerados como los primeros que han seguido un criterio moderno inspirados en los realizados por el profesor de Tharandt WILL.KOMM. Esta matización sobre la primacía de estos planos se debe a la existencia de otros planos, como el de Vicente Cutanda, en 1860, relativo al Mapa geográfico-botánico de la provincia de Madrid. No obstante, se puede afirmar desde un punto de vista de información cartográfica y uso de los colores, que los planos de Martino son el comienzo de la era moderna de la cartografía forestal española.
El 10 de junio de 1868, se creó la Comisión del Mapa Forestal de España. En julio de 1869 se creó la Dirección General de Estadística, de la cual se mantenía segregada la cartografía forestal, al menos teóricamente, ya que los ingenieros Pascual y Martino mantuvieron su presencia como vocal el primero y como director de la Comisión del Mapa Forestal, el segundo. Tras diecinueve años de trabajos intensos, y sin apenas alguna publicación forestal emanada de los mismos, en marzo de 1887 el director general de Agricultura, el ingeniero forestal BENIGNO QUIROGA Y LOPEZ BALLESTEROS, disuelve la Comisión del Mapa.
El 5 de noviembre de 1866 se creó la Comi-sión de la Flora Forestal Española. Su diferencia fundamental, respecto a la Comisión del Mapa, era no constituirse como continuación de un trabajo anterior y la escasa participación de ingenieros que la integraban. En esencia, MÁXIMO LAGUNA Y PEDRO DE ÁVILA. Aunque otros pasaron por ella de manera puntual, hacemos notar la presencia de SEBASTIÁN VIDAL Y SOLER, quien llevó a cabo las herborizaciones de la región catalana de 1869, y del que LAGUNA decía sentir verse privado. Pero la aportación más importante de SEBASTIAN VIDAL, durante su estancia en el archipiélago filipino, fueron sus estudios botánicos sobre la flora de Filipinas, poco valoradas para la magnitud, amplitud y nivel de los mismos.
La disolución de la Comisión del Mapa supuso el final de la cartografía forestal bajo un contexto científico, y hubo que esperar medio siglo para que se reiniciara la labor cartográfica forestal de nuevo. No obstante, el vacío dejado no fue total debido a los continuos mapas, bocetos y croquis asociados a los pro-yectos técnicos de los ingenieros del Cuerpo.
La creación del Instituto Forestal recondujo las líneas de investigación y, entre ellas, volvió a ver la luz la cartografía forestal. La Sección de la Flora y Mapa Forestal del Instituto se planteó un ambicioso programa científico relativo a la recuperación de la cartografía forestal. El personaje clave de estos trabajos fue LUIS CEBALLOS, bajo cuya dirección MANUEL MARTíN BOLANOS y el ayudante CARLOS VICIOSO colaboran. Antes de la guerra civil, Luis Ceballos publicó el Mapa Forestal de la provincia de Cádiz (1931), y el Mapa Forestal de la provincia de Málaga (1933), a los que se sumaron el de Canarias (1951) y el de Lérida (1954). Por fin, en 1966, publicó el Mapa Forestal de España, de contenido exclusivamente cartográfico.
LUIS CEBALLOS Y FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA (1896-1967)
En 1939, realiza el Plan General de Repoblación General de España, que fue la base para la gran labor repobladora de la posguerra. Antes de jubilarse quiso hacer un Mapa Forestal de cada provincia pero debido a sus posibilidades físicas, emprendió lo que fue su obra magna: el Mapa Forestal de España.
Nació en San Lorenzo de El Escorial el 31 de julio de 1896, siendo hijo de don Luis CEBALLOS MEDRANO, ingeniero de Montes y pro-fesor de la Escuela Especial de Ingenieros de Montes. En 1914 ingresó en nuestra Escuela y en 1920 termina la carrera de ingeniero de Montes en Madrid. Entre 1924 y 1928 trabaja en la Unión Resinera Española, Luego, entra en el IFIE y comienza su verdadera especiali-dad: botánico-dendrólogo. En el período 1928-1932 trabaja, con la eficaz ayuda de MANUEL MARTIN BOLAÑOS, en la zona de Cádiz y Málaga y en Marruecos. En 1932, en colaboración con CARLOS VICIOSO, sale a la luz un trabajo de 285 páginas y prólogo de JOAQUÍN MARIA CASTEILLARNAU, titulado Notas sobre la flora malagueña. En años sucesivos, recorre España haciendo estudios y publicándolos sobre pinares, sabinares, encinares, etc.
En 1939, junto con XIMENEZ DE EMBÚN realiza el Plan General de Repoblación Forestal de España, que fue la base para la gran labor repobladora de la posguerra. Comienza 1940 siendo nombrado profesor de Botánica y Geografía Botánica en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Los jardines de la Ciudad Universitaria Madrileña y el arboreto de la Escuela fueron diseñados por él en 1941. Estuvo en la sierra de Gúdar (Teruel), y en 1941 aparece el fruto de este trabajo sobre el Pinus uncinata Ram. Entre 1940 y 1945 fue consejero del Patrimonio Forestal del Estado.
La lección inaugural en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes del curso 1945-46 fue a su cargo, disertando respecto a Tres co-níferas mediterráneas: cedro, ciprés y pinsapo.
El 12 de diciembre de 1945, con 49 años, Luis Ceballos leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales: Los matorrales españoles y su significación. En este acto ocupaba la vacante que dejó dos años antes otro gran ingeniero de Montes, JOAQUÍN MARÍA CASTELLARNAU.
Hasta 1951, redactó junto a FRANCISC0 ORTUÑO varios trabajos sobre la flora canaria y es coautor en 1955 del libro Elementos de Historia Natural, publicado por la Escuela. En septiembre de 1956 es nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad Técnica de Lisboa. En 1958 contribuye a que el Museo del Prado de Madrid, por necesidades de espacio, no se anexione el colindante jardín Bo-tánico, al que muchas personas consideran un harapiento recinto y que él eleva a categoría de Cátedra (como lo fue para eminentes botánicos). En 1959 le es concedida la Gran Cruz del Mérito Agrícola, y en 1964, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Entre 1961 y 1966 (año de su jubilación) fue consejero del Consejo Superior de Montes.
En 1965 ingresa en la Real Academia Española de la Lengua y diserta sobre La flora del Quijote.
Antes de jubilarse quiso hacer un Mapa Forestal de cada provincia, pero, comprendiendo que esta obra sobrepasaría sus posibilidades físicas, emprendió lo que fue su obra magna: el Mapa Forestal de España.
El 15 de noviembre sufrió la paralización del brazo derecho, y pese a ello escribió el discurso que pensaba pronunciar el 25 de enero en su recepción como miembro de honor del Instituto de Ingenieros Civiles, pero el 7 de enero, una hemiplejia le dejó sin habla.
Otras obras interesantes de D. Luis CEBALLOS fueron:
· Notas sobre el aspecto botánico-forestal de las serranías de Ronda y Grazalema, 1928. (Coautor con MANUEL MARTÍN BOLAÑOS).
· El pinsapo y el abeto de Marruecos, 1928. (Coautor con MANUEL MARTÍN BOLAÑOS).
· El abeto de Marruecos. Una excursión al monte Magó, 1928. (Coautor con MANUEL MARTÍN BOLAÑOS).
· Notas botánicas sobre algunos aspectos de la flora forestal de Cadiz, 1929. (Coautor con MANUEL MARTÍN BOLAÑOS).
· Notas sobre flora gaditana. Descripción de una notable asociación de plantas ripícolas, 1929.
· Notas sobre llora gaditana. Contribución al estudio de la composición botánica de los pastizales de monte, 1930. (Coautor con MANUEL MARTÍN BOLAÑOS).
· Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Mapa forestal de esta provincia, 1930. (Coautor con MANUEL MARTÍN BOLAÑOS).
· Estudio sobre la vegetación y la flora fo-restas de la provincia de Málaga y Mapa forestal de esta provincia, 1933. (Coautor con CARLOS VICIOSO).
· Notas sobre los sabinares de Juniperus thurifera L., con especial referencia a los montes de Soria, 1934.
· Regresión del encinar (Quercetum ilicis) en los terrenos graníticos próximos a Ávi-la, 1935.
· Regresión y óptimo de la vegetación en los montes españoles. Significación de los pinares, 1938.
· Síntesis de los aspectos de la vegetación en los montes españoles, 1944.
· La Fitosociología como auxiliar de la téc-nica forestal, 1948.
· La laurisilva canaria.
· Notas sobre flora canadiense, 1947. (Coautor con FRANCISCO ORTUÑO).
CARLOS VICIOSO MARTÍNEZ
Nació en Calatayud (Zaragoza) el 3 de noviembre de 1886. En 1906, herborizó en la sierra de Albarracín Teruel) en compañía de PAU. Realiza los estudios de ayudante de Montes y es destinado al Valle de Arán (Lérida). Pide el traslado a Canfranc y colabora con LUIS CEBALLOS en la repoblación de esa comarca (abetos y alerces). Durante gran parte de 1912 trabaja con FRANCISCO BELTRÁN, en la Estación Alpina de Biología de Cercedilla, sobre la Ar-meria caespitosa (Ortega) Boiss. Este estudio salió a la luz en 1913. También en 1913 le nombran socio numerario de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Durante 1914 y 1915 herborizó en los montes de Valencia.
En 1917, FONT QUER agradece públicamente a Vicioso las informaciones botánicas que le hace llegar. El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona recibe de Carlos Vicioso en 1918 colecciones de Canarias y de Madrid. En 1923 recibe el título de Caballero de la Orden del Mérito Agrícola. Pide el traslado a Zaragoza en 1929 para hacerse cargo de la cuenca del río Jalón. En 1930 marcha a Madrid. Antes de 1936 vuelve a trabajar con Luis CEBALLOS en las serranías andaluzas. Durante la guerra civil herboriza en Soria y Zaragoza. En 1946, en los Anales del jardín Botánico de Madrid, se publica un extenso trabajo sobre gran cantidad de especies. En 1956, año de su jubilación, colabora con ANTONiO NICOLÁS en Cuenca.
Sus obras más importantes:
· Estudios sobre el género Rosa en España, 1948.
· Revisión del género Quercus en España.
· Hasta su jubilación trabaja sobre el género Thymus, tanto en el Jardín Botánico como en el Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias (IFIE).
· En 1964 sale la 2.ª edición del género Ro-sa con pequeñas correcciones. En 1965 le nombran colaborador del Instituto Botánico Cavanilles.
· Materiales para el estudio de la flora malagueña, 1932. (Coautor con LUIS CEBALLOS).
· Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga, 1933. (Coautor LUIS CEBALLOS).
· Materiales para el estudio de la flora soriana, 1942.
· Salicáceas de España, 1951.
· Tréboles españoles: revisión del género Trifolium, 1952.
· Genista-Genistella, 1953.
· Genisteas españolas, 1953.
· Erinacea, Spartiurn, Retama, 1955.
· Revisión del género Ulex en España, 1962.
MANUEL MARTÍN BOLAÑOS
Nació en Huelva el 16 de febrero de 1897. Pasó la infancia en su ciudad natal y comarcas circundantes, y a finales del primer quinto del siglo actual se dirigió a El Escorial para realizar los estudios de ingeniero de Montes. En junio de 1924 termina sus estudios y, ante la situación de bloqueo de plazas en el Cuerpo Nacional de Ingenieros de Montes, tuvo que dedicarse a variadas formas de ocupar los días, como revisar, por pasatiempo, los ficheros de la Biblioteca Nacional y los de la del Ateneo de Madrid, para corregir inexactas adscripciones. También se internó en la didáctica, de cuya etapa dejó un Manual de Ciencias Naturales dirigido a los aspirantes a ingreso en el Cuerpo de Ayudantes de Montes, con expresi-vos y originales dibujos de gran calidad.
Por esos mismos años marcha a Francia donde, en Montpellier, asiste a los cursos en que el profesor BRAUN-BLANQUET presenta su original sistemática de comunidades vegetales basada en el concepto de fidelidad y en el derivado de especies características. Antes de su regreso a España, prolongó su periplo hasta el Levante mediterráneo y sus archipiélagos.
Al organizarse en 1927 el Instituto Forestal, y en él la Sección de Flora y Mapa Forestal, pasa a integrarse en la misma, colaborando con Luis CEBALLOS en la confección del Mapa Forestal de la Provincia de Cádiz y en la redacción de la Memoria correspondiente. Estos trabajos dieron lugar a un estudio detallado de la serranía de Ronda y sus pinsapares y a que, para ampliar el conocimiento de su significación, realizasen ambos jóvenes investigadores excursiones a las montañas de Gomara, sección meridional, allende el Estrecho, del área actual de nuestro abeto andaluz. Con motivo de los referidos estudios se establecieron los dos colaboradores en Ronda.
Colaboró, con carácter secundario, en otros trabajos como el estudio de Flora, Vegetación y Mapa Forestal de la Provincia de Málaga, realizado, como investigadores principales, por LUIS CEBALLOS Y CARLOS VICIOSO, iniciando, como trabajo personal en el Instituto, la realización del Mapa Forestal de la Provincia de Huelva con su estudio de Vegetación y Flora Forestal. Aunque esos últimos trabajos se estima que debieron alcanzar un grado suficiente de madurez, su constante afán de mejora y superación hizo que no llegasen a publicarse.
Hacia 1933 pasa a prestar sus servicios como ingeniero de Montes en el Distrito Forestal de Cuenca, donde debió permanecer hasta 1939 año en que se reintegró al Instituto Forestal, al que permanecería adscrito hasta su jubilación, que tuvo lugar el 16 de febrero de 1967.
Los años de las décadas de los cuarenta y cincuenta dejó plasmados en publicaciones sus mejores escritos:
· Consideraciones sobre los encinares de España, 1943.
· Ensayo de Investigación Indirecta sobre Origen, Desarrollo y Producciones del Monte Alto, 1947.
· Impresiones comentadas sobre los euca-liptos de Sierra Cabello, 1946.
· Eucaliptos de mayor interés para España,1955.
En 1949 había publicado, en colaboración con el profesor EMILIO GUINEA LOPEZ, la magnífica obra Jarales y jaras, donde la parte referente al género Cistus está redactada por MARTÍN BOLAÑOS y la de los restantes géneros, por Guinea. Las consideraciones generales, así como las ideas forestales y selvícolas, son de Martín Bolaños, al igual que la cartografía y fotografía, mientras que la magnífica iconografía es propia del Dr. GUINEA. Todas las citadas obras fueron publicadas por el Instituto Forestal, en cuyas recopilaciones anuales de Trabajos de las diferentes secciones se pueden ver artículos menores de MARTÍN BOLAÑOS o en colaboración con el profesor LUIS CEBALLOS. En 1952 asistió a un Congreso Internacional sobre Eucaliptos en Australia, que le permitió recorrer ese continente y conocer in situ las poblaciones de un elevado número de las especies del género Eucalyptus y otros próximos como Angophora, a lo que me referiré más adelante. En 1955 participa en un Congreso sobre eucaliptos organizado por FAO en Roma, aportando un Mapa, a escala 1:200.000, con la localización de todas las plantaciones de eucaliptos existentes en esa época en la provincia de Huelva.
Como fruto de su viaje a Australia, trajo gran volumen de informaciones, desafortunadamente almacenadas en su mayor parte en su memoria, apuntes, magníficas fotografías y una colección de semillas de 200 especies de eucaliptos. Con base en sus apuntes, recuerdos y fotografías, impartió un inolvidable curso en la Real Academia de Ciencias de Madrid, presentado por el profesor Zulueta, en el mismo año 1952.
El conjunto de muestras de eucaliptos que trajo de Australia dio lugar a la confección de un pequeño herbario monogenérico y a la obtención de un contingente de semillas con identificación segura, antes mencionadas. De las semillas hizo tres lotes, para su destino al establecimiento de arboretos en campo, al modo, del existente desde hacía un par de décadas en Ued Sherrat, al sur de Rabat. Envió un primer lote a FERNANDO MOLINA, director del Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, por entonces ligado al IFIE y relacionado con la Escuela Especial de Ingenieros de Montes; en los terrenos disponibles por ese Centro fueron criados y plantados los eucaliptos correspondientes. Un segundo lote fue remitido a GASPAR DE LA LAMA, jefe regional de Andalucía Occidental en el Patrimonio Forestal del Estado, que, con esas semillas y muchas otras de adquisición directa, de varias procedencias, procedió a instalar una red de arboretos de eucaliptos, extendida por las provincias de Huelva, Sevilla, Badajoz y Cáceres. El SEMZASE (Servicio de Explotación y Mejora de las Zonas Aridas del Sureste Espa-ñol), dirigido hacia 1956 por el ingeniero de Montes ANTONIO LÓPEZ BALAZOTE, por iniciati-va o en colaboración con DE LA LAMA, estableció, con especies de los desiertos y semidesiertos australianos, el arboreto de eucaliptos de la Hoya de Trizán, en una caldera xerotérmica de la sierra de Variegato, próxima a Cuevas del Almanzora, en zona de aire habitualmente muy seco y que recibe menos de 200 mm de lluvia al año; la mayor parte o la totalidad de las especies representadas en ese arboreto fueron plantadas con pies procedentes de la recolección del MARTÍN BOLAÑOS. Un tercer lote de semillas fueron remitidas a Larache, donde fueron sembradas, criados con to-tal éxito sus pies y plantadas en una colección de unas diez hectáreas, donde se pudieron ver las primeras floraciones de muchas espe-cies y que fue posteriormente abandonada.
Tras su jubilación, permaneció un par de años en Madrid, pasando a residir en Londres en 1970, donde poco después falleció.
Muestra de la universalidad de sus inquie-tudes es el hecho de que en el primer lustro de los años treinta ideara y desarrollara un sistema para evitar el descarrilamiento de los ferrocarriles, que debió ser sumamente parecido al luego empleado en el Talgo. Este invento fue plasmado en una maqueta a escala y ensayado hacia 1935 o 1936, no pudiendo precisar si en las Minas de Riotinto o en el Estadio del Onuba, club de fútbol de Huelva, que así se llamaba entonces.
Así como el iniciador de la Escuela Socráti-ca no plasmó sus pensamientos en escritos, MARTÍN BOLAÑOS fue un gran transmisor de información mediante la conversación, excesi-vamente parco en escritos, si bien los que nos ha dejado son muestra de una escritura cuidadísima, probablemente muchas veces revisada y pulida. Algunos de ellos, como el refe-rente a los Eucaliptos de Sierra Cabello, son una verdadera delicia, con interesantes noticias autobiográficas, libro ese que agarra desde su comienzo la atención del lector, que ya no puede desprenderse de su encanto hasta llegar a su original final, tan lleno de la mejor gracia andaluza.
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