España, tierra de conejos
Autor: CIM Castilla - La Mancha . Publicado: 22/04/2014
Ángel Roldán Martínez - Decano Autonómico del Colegio de Ingenieros de Montes en Castilla - La Mancha -
¿Cuántas veces nos hemos preguntado por el significado de España? Hay que remontarse a la historia muchos siglos atrás para poder averiguarlo. Los fenicios a su llegada a nuestro país le llamaron Spania, derivado del griego Sphan que significa conejo. La evolución del significado de este nombre a lo largo de los siglos hasta el actual no ha cambiado, país de conejos.
La mayoría de los historiadores coinciden en que el origen del conejo tuvo lugar en la Península Ibérica. Dada su abundancia los romanos lo importaron para que les proporcionara abrigo e incluso se acuñó su dibujo en las monedas en el reinado de Adriano. Desde entonces Italia fue la puerta de entrada del conejo al norte y centro de Europa y llegó hasta Inglaterra por los aficionados a la caza.
Por tanto, no es de extrañar que siendo nuestro país la cuna de esta especie, una de las especies que con mayor frecuencia podamos ver sea el conejo.
Esta abundancia que describían los historiadores desgraciadamente no ha llegado hasta nuestros días. La enfermedad hemorrágica del conejo que apareció en Castilla- La Mancha en 1989 es causa de muerte del 50% de los ejemplares jóvenes y 20% en adultos. Otra enfermedad, la mixomatosis produce mortandades del 20% de la población.
Son estas enfermedades las que actúan como auténticos depredadores de la especie además de ser, como es lógico, reguladoras de la población. De esta forma cuando las densidades de las poblaciones son altas, los contagios entre individuos son más frecuentes y la población disminuye drásticamente por sí sola. A ello hay que añadir, que en poblaciones altas de presas el número de depredadores también lo es, contribuyendo siempre así a mantener las poblaciones en un número estable.
Aún así, siempre puede haber desequilibrios puntuales en algunas zonas, produciéndose daños cuantiosos por elevadas densidades de conejo. Sólo es en estos casos, cuando se utilizan las herramientas disponibles para hacer frente a los daños causados como son los seguros agrícolas que cubren los mismos o los permisos que la administración forestal concede para utilizar métodos de control excepcionales.
Este es un hecho que compromete, no sólo a la especie sino a la cadena trófica de la alimentación de muchos animales que dependen de ella. La conservación de las especies depredadoras, tanto las más amenazadas, como el lince ibérico o el águila imperial; como otras como milanos, águilas, halcones o zorros, dependen exclusivamente del conejo.
El fomento y mejora de la biodiversidad pasa por la conservación de estas poblaciones de conejo y en ello se basan la mayor parte de los programas de conservación LIFE y LIFE+ que la Comisión Europea ha financiado y financia en nuestra Comunidad Autónoma en las áreas críticas de las especies amenazadas. Este es el caso de la conservación del águila imperial ibérica, el lince ibérico o la cigüeña negra tanto en fincas privadas, como en humedales de la provincia de Toledo o en el mismo Parque Nacional de Cabañeros.
La contribución de los propietarios privados para la conservación de la biodiversidad es clave y por ello la administración concede ayudas para la conservación de la especie como las destinadas a agrosistemas extensivos de secano, la conservación de la dehesa o el mantenimiento de la biodiversidad en cauces fluviales y franjas perilagunares.
El conejo no sólo es fuente de inversión por parte de instituciones públicas, sino también por parte privada, al ser la especie de caza menor más común en los cotos de caza. Prácticamente en la Región se caza en la mayoría del territorio. Ello supone importantes ingresos para los propietarios de los cotos, siendo en muchos casos la única fuente de financiación y gracias a tales ingresos se puede hacer frente a la conservación de los montes.
Los daños que estos días están produciendo los conejos deben ser calificados de hechos aislados pero para nada refleja la situación de la población en el resto del territorio. Más aún si estos se producen en las áreas establecidas por la normativa como críticas para la reproducción de las especies amenazadas, dependiendo la alimentación de éstas básicamente del conejo.
La gestión cinegética que tradicionalmente han realizado los Ingenieros de Montes pasa por el fomento de las poblaciones presa que son la base de la alimentación de la cadena trófica para todo tipo de depredadores, protegidos o no, porque la conservación es sinónimo de riqueza y de oportunidades de empleo en nuestro medio rural.