Descarga de un hidroavión del 43 Grupo del Ejercito del Aire frente a un operativo de Castilla-La Mancha (Foto: Orlando Martínez)
Madrid, 28 de julio de 2022.- Este verano ha vuelto a mostrarnos nuestra impotencia ante los mega-incendios a pesar de la labor de todos los que luchan denodadamente para contener los daños y riesgos que causan estos y que no queremos dejar de reconocer. España dispone de uno de los sistemas más sofisticados y destina considerables recursos a la extinción en comparación con países de su entorno y similar riesgo de incendios, pero se hace necesario un enfoque más equilibrado y amplio, no solamente centrado en priorizar la extinción.
Los bosques españoles han multiplicado por 2,5 su extensión en los últimos 80 años y por 3 sus stocks de biomasa en los últimos 50 años mientras que su aprovechamiento se ha estancado durante ese periodo. La difícil orografía de nuestro país, unido al tremendo retroceso de la agricultura tradicional y la ganadería extensiva (a pesar de las ingentes cantidades de dinero destinadas por la PAC) han generado una continuidad de vegetación forestal en zonas de montaña, que hacen más difícil la extinción de los incendios, a la vez que impide abordarla en muchas ocasiones teniendo que esperar el momento para hacerla con la necesaria seguridad para los equipos de extinción. La configuración de estas nuevas superficies forestales presenta con frecuencia vegetación muerta por encima de 10t/ha superando así la capacidad técnica de extinción.
Por todos estos motivos, el COIM propone las siguientes actuaciones:
Es hora de más gestión forestal
Frente a los 1.000 millones de euros que se destina a la extinción de incendios cada año en España, apenas 300 son destinados a la gestión de los bosques. Actualmente, el Estado solo invierte 100 millones €/año en el ámbito forestal, destinando principalmente los fondos a la contratación de medios aéreos de apoyo a las CCAA para la extinción de incendios. Ante esta situación, resulta necesario considerar la política forestal como un elemento central para la cohesión territorial entre CCAA que permitan paliar las fuertes disparidades de PIB/ha forestal (>1/70, es decir hay comunidades donde el PIB por hectárea forestal es más de 70 veces mayor que en otras).
Bioenergía: la gran apuesta
Ante la fuerte acumulación de biomasa en los bosques, el insuficiente aprovechamiento de la agrícola y la creciente urbana, unido a la incertidumbre sobre el suministro energético que se cierne sobre la UE, parece lógico que tanto esta como España apuesten por la bioenergía en todas sus formas. Medidas como el fomento de las redes de calor y el uso prioritario de la biomasa para la demanda térmica, dispersa y rural, incluso la reducción del IVA al 10% para el consumidor, resultarían adecuadas para la consecución de este objetivo. Es necesario superar algunos injustificables frenos por parte de ciertas unidades de la Comisión Europea a su uso.
Adaptación de la legislación: Introducción del principio del riesgo de la no actuación
La aplicación del principio de precaución, de origen ambiental, a los recursos naturales renovables y vivos, comporta con frecuencia un impedimento a la gestión forestal por no sopesarse también los riesgos de la no actuación. Por otro lado, en muchos lugares del medio rural se aplica normativa muy restrictiva que impide actividades económicas deseables e inocuas.
Empoderar a los titulares de los montes y modernizar la Administración forestal
La gestión forestal requiere de estructuras más ágiles y actuales que incluyan una necesaria digitalización y colaboración público-privada en las actuaciones. Empoderar a los titulares de montes y exigir resultados resulta más eficiente que una exhaustiva tutela por parte de la administración forestal. Una de las principales causas de abandono forestal es el minifundio, siendo necesario buscar soluciones ágiles y eficientes que permitan asegurar una gestión forestal viable con parcelas minúsculas.
Abordar el pago por servicios ambientales
Es el momento de aplicar el principio de que “si quien contamina paga, quien descontamina es compensado”. Existen opciones para ello como a través de la Directiva Marco de Aguas o la Disposición final 7ª de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética o lo previsto en el artículo 65 de 43/2003 de Montes. La desproporción entre unas restricciones siempre aplicables y unos incentivos elusivos es una de las mayores incoherencias colectivas que los incendios ponen en evidencia.
Recuperar la ganadería extensiva y los cultivos estratégicos en la legislación forestal y la PAC, y su comercialización diferenciada
El pastoreo en terrenos forestales arbolados o arbustivos deben ser considerados en la PAC, implementando una comercialización diferenciada. Igualmente, el mantenimiento de cultivos en parcelas estratégicas como cortafuegos deberían recibir un trato diferenciado en la legislación forestal que los incentivaran.
Educar a la población en las aportaciones de la gestión forestal sostenible y el uso de sus productos
Alcanzar la gestión forestal que se propone no será posible si no se educa adecuadamente a las jóvenes generaciones y se les continúa enseñando que la corta de árboles es el ejemplo más evidente de comportamiento ambientalmente negativo y la plantación representa la actuación ambiental más positiva. Igualmente, es necesario recordar la gran aportación que cada ciudadano puede hacer consumiendo productos forestales y agropecuarios de proximidad.
Apostar por la bioeconomía, el uso de la madera y otras fibras forestales
El uso de la madera y otros productos forestales en sectores como la construcción, embalaje, textil, química o energía frente a los basados en materias primas no renovables resulta incuestionable en términos de sostenibilidad por lo que las Administraciones Públicas deben apostar y liderar el uso de aquellas de origen renovable (por ejemplo, sustituyendo las calderas de sus edificios por calderas de biomasa).
Países de nuestro entorno como Francia, ya establecen que en la promoción pública de viviendas y oficinas debe de usarse el 50% al menos de madera como materia prima.
Coordinar las políticas de despoblación y forestales
A nadie le resulta ajeno el fuerte solape territorial que existe entre las zonas de riesgo de despoblación y las zonas más forestales. Por ello las políticas forestales y de despoblación requieren de una fuerte imbricación y coordinación para alcanzar sus objetivos, resultando clave que las medidas se acuerden entre las Administraciones Públicas competentes (MITECORD y CCAA) a través de mecanismos de concertación como el Consejo Forestal Nacional que debería ser clave por su representatividad.