Ricardo Codorníu y Stárico: 100 años de defensa apasionada de la Naturaleza y la reforestación
Autor: COIM . Publicado: 26/09/2023 Última actualización: 25/09/2023
Nace Ricardo Codorníu y Stárico en la histórica ciudad de Cartagena el 6 de julio de 1846. Proveniente de una familia con una rica tradición en el comercio, la política y tenencia de la tierra, Ricardo Codorníu destacó por su dedicación a la ciencia forestal y su profundo amor por la naturaleza. Entre sus ancestros notables se cuentan su abuelo, el influyente político Miguel Andrés Stárico, quien dejó su huella durante el reinado de Isabel II, y su yerno Juan de la Cierva y Peñafiel, destacado alcalde de Murcia y ministro.
Desde temprana edad, Codorníu manifestó un vivo interés por las Ciencias Naturales y una apasionada admiración por la flora y fauna. Esta pasión lo impulsó a emprender estudios en la prestigiosa Escuela de Montes de Villaviciosa de Odón (Madrid), donde se graduó en Ingeniería de Montes el 1 de abril de 1871, en un año que marcaría un hito significativo en su vida al contraer matrimonio con Mercedes Bosch y Bienert, también oriunda de Cartagena, y juntos formarían una familia compuesta por ocho hijos.
Hombre de profundos valores humanitarios y amante incondicional de la naturaleza, Codorníu se entregó de lleno a su preocupación por la conservación forestal desde una edad temprana, lo que le llevó a unirse al Cuerpo Nacional de Ingenieros de Montes. Más adelante, asumiría roles de liderazgo en la Dirección Hidrográfica-Forestal del Segura y en la inspección de Repoblaciones Forestales y el Servicio Hidrográfico-Forestal del Ministerio de Fomento.
La dedicación incansable de Codorníu a la causa forestal se manifestó en su papel fundador en la Sociedad de Amigos del Árbol, un acto que le valió el cariñoso apodo de "Apóstol del Árbol". Este sobrenombre se convirtió en un sello distintivo que acompañaría su vida, reflejando su firme defensa de la preservación de los bosques, convirtiéndose en precursor de la ecología en su época.
En el año 1889, Codorníu realizó un viaje revelador a la Sierra de Espuña. La desolación de los paisajes desnudos y desérticos que contempló desde el Morrón de Espuña lo inspiró a emprender una ambiciosa misión de reforestación total. Este empeño se mantuvo a lo largo de su vida y se considera su legado medioambiental y forestal más notable.
Si bien la Comisión de Repoblación de la Cuenca del Segura había iniciado la empresa de reforestación ya en 1888, fueron los estudios topográficos y climáticos meticulosamente realizados por Codorníu y su labor incansable de repoblación los que dieron forma al aspecto actual de este paradisiaco rincón natural, muy apreciado por los habitantes de la región.
Otra hazaña destacada de Codorníu, que arrancó a finales del siglo XIX, fue la repoblación forestal de Guardamar del Segura en la provincia de Alicante, que detuvo el, hasta entonces, avance imparable de las dunas. La iniciativa comenzó en 1896 bajo la dirección del ingeniero de Montes Francisco Mira y Botella, siendo culminada con éxito por Ricardo Codorníu.
Codorníu también dejó un profundo legado educativo al difundir y enseñar sobre la importancia del entorno forestal. Impartió conferencias y publicaciones que resaltaban la vital relevancia de reforestar los paisajes de España. En estas iniciativas se destacó su faceta pedagógica, que despertó la conciencia pública sobre la interdependencia entre los árboles, la vida silvestre y el espíritu humano, considerándolos componentes esenciales de un equilibrio armonioso.
En línea con su pasión educativa, en 1915 publicó una guía sobre el Parque de Ruiz Hidalgo en Murcia, acompañando paseos botánicos que buscaban instruir sobre las diversas especies arbóreas. Además, fundó la revista "España Forestal" y colaboró con la "Revista de Montes".
Las numerosas contribuciones de Codorníu en pro de la naturaleza fueron recompensadas con valiosas distinciones, como la Gran Cruz de Isabel la Católica, la Cruz del Mérito Agrícola y la Encomienda de Alfonso XII, entre otras.
Dos años antes de su fallecimiento, Codorníu celebró sus bodas de oro junto a su esposa, sus ocho hijos, veintidós nietos y cuatro biznietos, recibiendo felicitaciones incluso del Papa Benedicto XV. El legado de Ricardo Codorníu llegó a su fin el 26 de septiembre de 1923 en Murcia, a la edad de 77 años. Su vida y obra permanecen como un testimonio perdurable de amor y compromiso con la naturaleza, un recordatorio inspirador de la importancia de preservar y gestionar nuestro entorno natural.